Conformidad y presión social


 

Conformidad y presión social a lo largo de nuestra historia

 

Conocerse a uno mismo sin tomar en

cuenta la presión social del exterior significa

 conocer tu propia naturaleza. (Martha Beck).

 

La presión social se refiere a la influencia que individuos o grupos ejercen sobre otros, utilizando desde argumentos racionales y persuasión hasta la conformidad y demandas. Esta fuerza tiene un impacto significativo en nuestro comportamiento, ya que, según Marta (2021), aproximadamente solo el 30% de nuestras acciones pueden atribuirse a factores personales. Por lo tanto, la psicología social juega un papel crucial en la comprensión de cómo nos comportamos en sociedad.

 

Desde las primeras etapas de la vida, los seres humanos experimentan la necesidad fundamental de pertenencia, lo que puede llevarlos a ceder ante la presión social ejercida por su entorno y la sociedad. Esta necesidad se vuelve especialmente pronunciada durante la adolescencia, cuando los jóvenes buscan desesperadamente formar parte y ser aceptados por el grupo al que aspiran.

 

La presión social puede manifestarse de diversas maneras, como la conformidad con las normas sociales establecidas, la adopción de comportamientos o creencias dominantes, o incluso la evitación de acciones que podrían provocar rechazo o exclusión del grupo. Además, estudios han demostrado que la exposición a la presión social puede tener impactos significativos en la salud mental y emocional de las personas, especialmente durante períodos sensibles como la adolescencia. Es importante comprender cómo la presión social afecta nuestras vidas para poder tomar decisiones conscientes y autónomas.

Un ejemplo de esto son las redes sociales que han emergido como una de las principales fuentes de exposición a la presión social, transformando radicalmente la manera en que nos comunicamos y relacionamos. Sin embargo, su impacto en nuestra salud mental cada vez es más un motivo de preocupación. Estas plataformas nos sumergen en las vidas aparentemente perfectas de otros, presentando imágenes meticulosamente seleccionadas, logros resaltados y experiencias positivas que pueden generar un sentimiento de insuficiencia en nosotros mismos y más aún en adolescentes. La comparación constante con lo que vemos en línea inevitablemente afecta nuestra autoestima y puede intensificar la ansiedad, haciéndonos cuestionar constantemente nuestras propias vidas y logros.

 

Como gran ejemplo tenemos un estudio realizado en España este analiza cómo el uso de las redes sociales afecta la salud mental de la población. Se destaca que el 90% de los jóvenes en España entre 16 y 24 años utiliza redes sociales, y han aumentado los trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión, esto es un problema realmente alarmante para la sociedad pues estamos en una era digital, donde la mayoría de los niños ya tienen acceso a redes sociales y cada vez es menos controlado su uso.

 

Según Herbert Kelman, se ha logrado identificar varios subtipos de conformismo en la literatura, siendo una de las clasificaciones más destacadas, existen tres modalidades distintas de conformismo:

El primero de ellos es el cumplimiento, donde la persona coincide con la opinión del grupo, pero mantiene su propia perspectiva en privado. En segundo lugar, se encuentra la identificación, en la que el individuo adopta la opinión del grupo únicamente mientras forma parte de él. Y, por último, la internalización, donde la persona integra y sostiene la opinión del grupo incluso después de haber dejado de formar parte de él. Estas modalidades ofrecen una comprensión más profunda de cómo las personas pueden adaptarse y responder a la influencia del entorno social en diferentes contextos.

 

Algunos de los estudios que fueron realizados sobre el conformismo y la presión social es llevado a cabo por, Solomon Asch entre 1951 y 1955 este experimento ha logrado proporcionarnos valiosos datos sobre cómo los seres humanos responden ante la presión social, siendo considerados clásicos en el campo de la Psicología Social. En estos experimentos, Asch solicitaba a los participantes que realizaran tareas de percepción visual, donde debían comparar líneas y elegir cuál se asemejaba más a una línea estándar. Aunque esta tarea era aparentemente sencilla, muchos sujetos no siempre daban la respuesta correcta, revelando cómo la presión del grupo puede influir en las decisiones individuales. Durante los ensayos, Asch manipulaba la situación al hacer que los cómplices del experimentador dieran respuestas erróneas de forma unánime antes de que el verdadero sujeto experimental respondiera, lo que llevaba a una considerable cantidad de participantes a conformarse con las respuestas falsas, evidenciando así el poder de la presión social.

 

Además, Asch exploró diferentes condiciones experimentales para comprender mejor el fenómeno de la conformidad. Encontró que la unanimidad del grupo era crucial, siendo más fácil resistir la presión del grupo cuando este no estaba completamente unido en su opinión. También descubrió que la conformidad disminuía significativamente cuando un individuo rompía la unanimidad del grupo al discrepar con él, mostrando así la importancia del disenso en la resistencia a la presión social. Además, se constató que la conformidad pública, manifestada al actuar o decir lo que hacen los demás, puede diferir de la aceptación privada, donde se mantienen las opiniones personales, lo que subraya la complejidad de la influencia social en nuestras vidas cotidianas.

 

Uno de los aspectos más destacados de este experimento es su capacidad para ilustrar cómo las personas pueden ceder a la presión social y conformarse con la opinión del grupo, incluso cuando saben que es incorrecta. Este fenómeno plantea importantes interrogantes sobre la naturaleza de la identidad individual y la influencia del entorno social en la toma de decisiones.

 

Otro experimento que será analizado, fue realizado por el psicólogo Stanley Milgram en la Universidad de Yale en 1961, destaca como uno de los estudios más impactantes en la psicología social. Su propósito radicaba en evaluar la disposición de los individuos para obedecer las directrices de una autoridad percibida, aun cuando estas entraran en conflicto con su propia moralidad. El enfoque principal del experimento residía en explorar las reacciones humanas ante situaciones éticamente dudosas, así como en comprender cómo la presión social y la tendencia a conformarse podían influir en la ejecución de acciones moralmente cuestionables.

 

. En esta investigación, se reclutaron voluntarios bajo la premisa de participar en un estudio sobre la memoria. Divididos en tres roles distintos: el experimentador, el aprendiz (un actor compinchado) y el profesor (un voluntario real), los participantes fueron asignados la tarea de administrar supuestas descargas eléctricas dolorosas al aprendiz, quien fingía estar sufriendo. A pesar de la creencia de los participantes de que estaban infligiendo un daño real, la mayoría de los profesores continuaron siguiendo las órdenes del experimentador, lo que puso de manifiesto la propensión humana a actuar de manera inmoral bajo presión.

 

El estudio de Milgram arrojó luz sobre la tendencia innata de las personas a obedecer a la autoridad, incluso cuando estas instrucciones entran en conflicto con sus propios principios éticos. La revelación de que la mayoría de los participantes estaban dispuestos a causar daño a otros a instancias de una figura de autoridad, evidenció la poderosa influencia que la presión social y la conformidad pueden ejercer sobre el comportamiento humano en situaciones extremas. Esta investigación plantea importantes cuestionamientos sobre la naturaleza de la moralidad y la ética en la sociedad, así como sobre la responsabilidad individual en la toma de decisiones éticas en contextos de influencia social.

 

En base a estos dos experimentos podemos apreciar como la presión social y la conformidad afectan a grandes rasgos el comportamiento del ser humano, por un lado, unos nos demostró como la influencia del grupo puede llevar a opiniones erróneas que nublan el juicio personal y el otro experimento nos destaca lo propenso que son las personas hacia autoridades.

 

El Holocausto es un ejemplo trágico de cómo la presión social puede llevar a comportamientos extremadamente destructivos y moralmente atroces. Durante el régimen nazi en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, la sociedad alemana experimentó una intensa presión social para conformarse con la ideología antisemita del régimen. Esta presión se manifestó en diversas formas, desde la propaganda antisemita hasta las políticas discriminatorias y las leyes de Núremberg que marginaban y oprimían a los judíos y otras minorías.

 

La presión social ejercida por el gobierno y la sociedad llevó a la aceptación generalizada de la discriminación y la persecución de los judíos, así como de otros grupos considerados "indeseables" por el régimen nazi. Esta aceptación colectiva permitió la implementación de políticas genocidas, como la deportación y exterminio sistemático de seis millones de judíos en campos de concentración y exterminio. La presión para conformarse con la ideología del régimen, combinada con la propaganda y la manipulación de la información, contribuyó en gran medida a la perpetración del Holocausto, mostrando cómo la presión social puede ser utilizada para justificar y perpetuar atrocidades a una escala masiva.

 

Otro ejemplo notable de presión social a lo largo de la historia es la caza de brujas durante la Edad Moderna en Europa y América. Durante los siglos XVI y XVII, se produjo una oleada de persecuciones contra las personas acusadas de practicar la brujería, especialmente en Europa occidental y en las colonias americanas. Esta persecución fue alimentada por la creencia generalizada en la brujería y la superstición, así como por factores sociales, políticos y religiosos.

 

La presión social desempeñó un papel crucial en este fenómeno, ya que la sospecha de brujería era a menudo el resultado de rumores, chismes y acusaciones infundadas que se propagaban dentro de las comunidades. Las personas acusadas de brujería eran sometidas a un intenso escrutinio social y eran consideradas parias dentro de sus comunidades. La presión para conformarse con las normas sociales y religiosas predominantes llevó a la denuncia y persecución de aquellos que eran percibidos como desviados o diferentes.

 

Estas persecuciones resultaron en la ejecución de miles de personas, la mayoría de ellas mujeres, que fueron acusadas de brujería mediante juicios sumarios y procesos judiciales injustos. La caza de brujas es un ejemplo trágico de cómo la presión social puede ser utilizada para justificar la violencia y la injusticia contra aquellos que son percibidos como marginales o amenazas para el orden social establecido.

 

Estos dos hechos históricos, el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial y la caza de brujas durante la Edad Moderna, ilustran vívidamente cómo la presión social puede ser instrumentalizada para justificar y perpetuar atrocidades en la sociedad. En ambos casos, vemos cómo la conformidad con las normas sociales predominantes y la obediencia a la autoridad contribuyeron al sufrimiento y la persecución de grupos específicos. La presión para adaptarse a las creencias y prácticas aceptadas llevó a la estigmatización, la discriminación y, en última instancia, a la violencia contra aquellos que eran considerados como "otros" o como una amenaza para el statu quo.

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La presión social, un fenómeno omnipresente en la vida humana, se ha demostrado como una fuerza poderosa que moldea nuestro comportamiento y decisiones. Desde la conformidad con normas establecidas hasta la obediencia a la autoridad, su influencia se extiende a través de diversos contextos sociales y culturales, como ilustran ejemplos históricos como el Holocausto y la caza de brujas, así como experimentos clásicos en psicología social, esto nos deja grandes preguntas como ¿tengo una real opinión? ¿acaso la sociedad en la que vivimos nos ha sabido moldear a su antojo para asi poder cumplir y seguir sus órdenes? ¿Cómo podemos cambiar esta realidad? ¿tenemos realmente una opinión individual o solo nos lo hacen creer?


Bibliografía:

LA CONFORMIDAD: EXPERIMENTO DE SOLOMON ASCH. (1951). Ugr.Es. Retrieved May 17, 2024, from https://www.ugr.es/~aula_psi/LA_CONFORMIDAD__EXPERIMENTO_DE_SOLOMON_ASCH.htm

Puig-Samper, M. (2021, July 26). ¿Cómo influye la presión social en nuestras decisiones? Linkedin.com. https://es.linkedin.com/pulse/c%C3%B3mo-influye-la-presi%C3%B3n-social-en-nuestras-decisiones-puig-samper

Canto Ortiz, Jesús M., & Álvaro, José L.. (2015). Más allá de la obediencia: reanálisis de la investigación de Milgram. Escritos de Psicología (Internet)8(1), 13-20. https://dx.doi.org/10.5231/psy.writ.2015.0701

(N.d.). Revistacientificasanum.com. Retrieved May 17, 2024, from https://revistacientificasanum.com/new/wp-content/uploads/vol7n1/Vol7n1-Articulos-PDF/sanum_v7_n1_ImpactoRedesSociales.pdf

 

 

 

 

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